miércoles, 2 de noviembre de 2016

Una editorial con mucho plomo



   Si ya es una suerte que la Oficina Tipográfica Marvel sea considerada como un taller medianamente digno de llamarse imprenta, el hecho de que nos tengan por una editorial artesanal yo creo que es lo máximo a lo que desde su comienzo pudimos aspirar. 

   De modo que cuando recibimos la invitación del Museo Etnográfico de Castilla y León para participar en el I Encuentro de Editoriales Artesanales, sentimos una especie de vértigo del que tardamos varios días en recuperarnos. El hecho de sentir el libro impreso como una de nuestras señas de identidad, no impide que pensemos que el nombre de editorial artesanal nos viene un poco grande. 

   Ahora bien, lo cierto es que como dicen desde el propio Museo: Resulta curioso que en el mismo momento en que los grandes grupos editoriales están redactando la necrológica definitiva para el libro impreso, otros grupos -de personas, no de empresas- se lanzan a la aventura de editar en diferentes formatos, en diferentes soportes o para diferentes públicos desde una perspectiva artesanal.

   En nuestro caso, desde los primeros impresos realizados en el año 2009, siempre tuvimos la vocación de que los mismos fueran considerados una obra seriada, en parte por la reducida tirada y también por la influencia con la edición de obra gráfica, con la que compartíamos muchos de sus aspectos formales. Porque a decir verdad lo de libro es una palabra que, a quienes nos hemos dedicado muchos años a imprimirlos en talleres comerciales, adquiere un significado muy alejado de lo que en el taller de imprenta artesanal ahora estábamos haciendo, porque como puede leerse en el Diccionario de la Lengua Española: Libro es un conjunto de muchas hojas y si de algo carecen nuestras ediciones es precisamente de muchas hojas.

   Personalmente me gusta pensar que un libro es algo tan simple como: Una obra impresa en una serie de hojas de papel unidas por un lado y protegidas con una cubierta, más que nada porque en este caso nuestras ediciones se ajustan al pie de la letra a la definición anterior, en cuyo caso verdaderamente podemos considerarnos editores de libros.


   Para esta ocasión hemos impreso un cartel con un texto de Martin Luther King que deja claro que la determinación de una persona está por encima de cualquier obstáculo, algo parecido a la actitud de la que los nuevos editores artesanales hacemos gala ante la realidad de este mundo digital.

   El I Encuentro de Editoriales Artesanales se va a llevar a cabo el 18 y 19 de noviembre de 2016 en el Salón de Actos y la Biblioteca del Museo, un lugar, por cierto, que alberga una pequeña sala de impresión de lo más original en la que han realizado alguna que otra actividad impresora, esperamos no defraudar a los organizadores y sobre todo que el público asistente pueda disfrutar con unos libros que nunca antes habían visto, tocado y olido, porque tengo que decirles que nuestros libros huelen a imprenta.

viernes, 15 de julio de 2016

La Imprenta es la lengua de la imaginación






   Ahora que andamos de celebraciones del 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, me ha parecido adecuado parafrasear lo que de su mano le dijo Don Quijote al Caballero del Verde Gabán, que "la pluma es la lengua del alma". Porque creo que tanto la "pluma" como la "imprenta" han sido los instrumentos de los que los creadores se ha valido para plasmar en papel lo que de otro modo quedaría en algo etéreo.

 "III Encuentro de Impresores Tipográficos" - Homenaje tipográfico al Futurismo

    La imprenta, evidentemente, con un recorrido mucho más corto que la escritura pero con una función esencial en la difusión y universalización de la CULTURA, no habría llegado a donde ha llegado sin el influjo de las modas y los cambios sociales acontecidos a lo largo de su historia, y uno de esos emocionantes momentos fue, sin duda, la irrupción en el mundo del libro del FUTURISMO, del que Macel Duchamp llegó a decir que una de sus aportaciones fundamentales fue esa suerte de "impresionismo mecánico" en los libros impresos.

   Lo que entonces era futurista hoy se nos antoja ingenuo, con el uso los tipos "en movimiento" o las letras humanizadas tan del gusto de El Lissitzky. Pero es lo que tiene el paso del tiempo, que lo novísimo se convierte en antiguo al día siguiente. Sin embargo, al contemplar alguno de los trabajos de Deperó, Marinetti, Mallarmé o Balla, uno puede imaginar el impacto que sus libros debieron de causar entre sus coetáneos, aquellos alardes tipográficos eran sin duda de la más autentica modernidad y un horizonte en el que fijar sus ojos las vanguardias poéticas del pasado siglo. 

   Filippo Tommaso Marinetti fue el que dijo que "había emprendido una revolución tipográfica dirigida contra la brutal y repulsiva concepción tradicionalista y dannunziana del libro" "dirigida contra la llamada armonía tipográfica de la página, que resulta contraria al flujo y al reflujo, a los brincos y a los estallidos del estilo que fluye por sus páginas. Por tanto, en una misma página, usaremos tintas de tres o cuatro colores diferentes, e incluso 20 tipos de letras distintos, si es necesario. Como las cursivas para la sensación de velocidad y la negrita redonda para las onomatopeyas violentas..." De modo que la tipografía se librara de la función de esclava de la escritura y pasaba a ser parte esencial de la obra literaria, al mismo nivel que el texto.

   Marinetti lo que buscaba, en el fondo, era el renacimiento de la imprenta, aunque para ello fuera necesario destruir lo hecho antes. En su Manifiesto del futurismo llegó a decir. "¡Que vengan, pues, los alegres incendiarios de dedos carbonizados! ¡Aquí están! ¡Aquí están...! Vamos, ¡prended fuego a los estantes de las bibliotecas...! ¡Desviad el curso de los canales para inundar los museos...!", eso si que era radicalidad. Aquel movimiento prendió en medio de grandes avances tecnológicos, un momento en el que los periódicos en su apogeo, el fonógrafo, la radio o el cinematógrafo amenazaban aquella sociedad, siendo la respuesta del momento, cómo era de esperar, de total rechazo.

   Lo que ellos llevaron a cabo fue una autentica "revolución tipográfica" regenerando la página impresa mediante la utilización del tipo de plomo y los cuerpos con un uso expresivo. El libro "Zang Tumb Tuuum. Andrianopoli octtobre 1912. Parole in libertá" de Marinetti, sigue siendo un referente del futurismo, aunque como él mismo dejo escrito el verdadero artífice de las innovaciones tipográficas de aquellas hojas impresas, fue el tipógrafo Cesare Cavanna de Milán.

   No quisiera dejar de lado una de las cuestiones clave para que el futurismo fuera tan injustamente menospreciado, los vínculos entre futurismo y política, especialmente la relación, un tanto ambigua, de Marinetti con el fascismo de Mussolini. 

    "Palabra en libertad" fue la aportación definitiva del futurismo a libro impreso, siendo el virtuosismo tipográfico desarrollado por aquellos maestros impresores el impulso para movimientos rupturistas posteriores como el dadaísmo o el constructivismo.

    Y esta reflexión viene a cuento del trabajo desarrollado, este año, por los participantes en el III Encuentro de Impresores Tipográficos celebrado en Valencia el pasado día 30 de junio de 2016. Pues con el tema del futurismo han realizado diversas y originales reinterpretaciones de lo que fue moderno y rupturista en los años 20.



    Tomar entre mis manos uno a uno los impresos, despojándolos de su original y bella envoltura, introducir los dedos entre las cartulinas para acariciar con la yema de los dedos el relieve, las texturas y posar los ojos sobre las diversas interpretaciones "futuristas", argumentadas ocurrencias que se ofrecen ante mis ojos y que son una evocación, un magnifico homenaje a los tipógrafos que, hace ya 100 años, rompieron con la norma establecida para hacer algo nuevo.

   Estos especímenes fueron realizados por: Mecana Sans, Tipos en su tinta, Familia Plómez, José Ramón Penela, Oficio, Bunkertype, Sefa Villalbi y La Seiscuatro.