martes, 10 de diciembre de 2013

LA SERIGRAFÍA... la historia continúa.

     Debo de reconocer que la mayoría de los artículos que aquí aparecen tratan sobre asuntos en los que, en mayor o menor medida, tengo yo algo que ver. En este caso, pese a que el título pueda despistar a los seguidores de este blogs, ya verán como no va a ser una excepción.    

   En mi caso tuve mucha suerte cuando la editorial
Point de lunettes / Entorno Gráfico, decidió crear una colección de "libros sobre libros", cuya temática girara en torno a las Artes Gráficas. No me cabe duda que Typographicaes una realidad gracias a ella. 
A mi libro siguió otro titulado: La Encuadernación Moderna, Artística y Caprichosa y ahora ve la luz un tercero: La Serigrafía. De la pantalla de seda a la estampa que, como los anteriores, hace una profunda revisión histórica de lo escrito sobre esta técnica, siendo una ayuda imprescindible para cualquier amante del arte gráfico que esté interesado en conocer los orígenes y desarrollo de este sistema de estampación. 

   Cuando los editores pensaron en quién podría escribir sobre el tema, cayeron en la cuenta de que en Granada contaban con una de las persona más cualificadas en todo lo relacionado con la serigrafía, no solo en su vertiente histórica, que como estudioso e investigador de sobra domina, sino además en la práctica, pues fue él quién puso en funcionamiento, en 1981, el Taller Laguada, primer taller de serigrafía artística en esta ciudad, y que durante años dirigió el Centro Andaluz de Arte Seriado, de tan grato recuerdo para los amantes de la gráfica. Pero además, por si alguien tenía duda de su relación con la serigrafía, era hijo de uno de los pioneros de este arte en la provincia de Jaén. 

    Manuel Martínez Vela, es su autor, y además mi hermano. La casualidad quiso que mi padre, antes que impresor fuera serígrafo y que Manuel se enamora de las pantallas, racletas y esos artilugios con los que, en su infancia, vio a mi padre trabajar, antes de que yo hereda de él la pasión por los tipos de plomo. 

    La Serigrafía: de la pantalla de seda a la estampa, trata de cómo se fue configurando el proceso serigráfico a partir de otros procedimientos de estampación basados en plantillas y del modo en que se produjo su nacimiento y desarrollo, fundamentalmente en Estados Unidos, entre finales del s. XIX y principios del XX. Revisando los antecedentes que de un modo más o menos directo pudieron haber tenido alguna relación con la serigrafía, recopilando las patentes que fueron surgiendo durante estos primeros años así como el papel de los pioneros que, con pocos medios y mucho ingenio, inventaron un sistema de impresión totalmente nuevo. Trata asimismo del proceso de divulgación de los avances técnicos a través de publicaciones y de cómo estos llegaron a los artistas, que incluso le pusieron el nombre de serigrafía (serigraph) a lo que empezó conociéndose como impresión con pantallas de seda (silk screen printing).


     Este volumen, como el resto de la colección, tiene una cuidada edición e impresión, siempre bajo la atenta mirada de Mª Jesús Casermeiro, en el diseño y maquetación, Manuel García, en la edición y José Antonio Rodríguez, como maestro impresor. En este caso la portada es muy atractiva, y se ha incluido una viñeta con un gran valor simbólico, pues procede del primer "Manual de serigrafía para artistas" publicado en 1938 y cuyo autor fue Anthony Velonis, un visionario de las posibilidades artísticas que tenía la serigrafía, siendo, como era, el medio gráfico más versátil del momento.

    Sin duda un libro a tener en cuenta entre los que queréis conocer más a fondo ese maravilloso procedimiento de estampación llamado Serigrafía.

1 comentario:

  1. Gracias por tu reseña, Paco. Como tú apuntas nuestra relación con la gráfica viene de lejos, de la infancia que tuvimos la fortuna de vivir rodeados de tintas, tipos y pantallas. Ahora, con estos libros, ofrecemos la cosecha fértil de las semillas que plantó nuestro padre hace ya muchos años, cuando él ni siquiera podía imaginar que aquellos mocosos que enredaban con los recortes de la guillotina y el confeti de la taladradora, seguirían muchos años después, cada uno a su manera, sus huellas.
    Manolo

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